El consentimiento infantil explicado de manera sencilla a nuestros peques

Todos los niños y todas las niñas del mundo nacen con algo maravilloso, su propio cuerpo. Durante el inicio de sus vidas, cuidarlos y protegerlos es una tarea que nos corresponde como personas que acompañamos a la infancia, pero a medida que vayan creciendo y desarrollen su capacidad de autonomía, serán ellos y ellas quiénes decidan cómo cuidarlo. Muchas veces, por costumbre o cultura, tendemos a invisibilizar a los niños y a las niñas de las propias decisiones de su cuerpo, por eso en el artículo de hoy vamos a hablar sobre el consentimiento infantil.

AUTONOMÍA CORPORAL

¿Qué es?

La autonomía corporal se define como la capacidad y el poder de decisión que tenemos las personas sobre nuestro propio cuerpo, pudiendo escoger sobre él de manera libre, sin violencias ni coerciones. Frecuentemente, de manera incorrecta e incluso quizás inconsciente, tendemos a decidir sobre el cuerpo de las demás personas, como en el caso de nuestros niños y niñas. Nos olvidamos que, a pesar de ser menores, también tienen derecho a decidir sobre lo que pasa en sus cuerpos. 

Así pues, la autonomía corporal es un derecho tanto para peques como para mayores, y que como acompañantes a la infancia tenemos que velar para que este se cumpla en todo momento. Muchas veces escuchamos noticias o casos sobre abusos sexuales a la infancia que relacionamos con este tema, pero de hecho, no hace falta llegar a esos extremos para visibilizar situaciones en las que a los y las menores no se les concede su autonomía corporal por la forma en la que socializamos.

Veamos un ejemplo de nuestro día a día… Vamos con nuestro peque y vemos a alguien que hace mucho que no vemos y que, quizás, ni nuestro peque conoce. Es una persona a la que tenemos cariño y queremos que nuestro peque también le muestre cariño y respeto y le proponemos que le salude. En nuestra sociedad es costumbre dar dos besos para saludar, así que le decimos: “Cariño, saluda a mi amiga. Dale dos besos”. Nuestro peque se niega, pero insistimos. “Va, que es mi amiga. No le hagas un feo, no seas maleducado”. Nuestro peque vuelve a negarse y se enfada ante nuestra insistencia. Con mucha vergüenza te disculpas con tu amiga y regañas al peque. 

En esta situación podemos analizar diferentes aspectos de las tres personas implicadas: tú, tu peque y tu amiga.

  • Tú, como persona referente del peque, quieres que este muestre afecto por alguien a quien no conoce o que no le causa seguridad. No aceptas su negativa porque tu amiga es una persona importante para ti y no quieres que crea que tu peque no tiene educación o que se sienta mal sin su saludo.
  • Tu peque está viendo que su persona de referencia y seguridad le obliga a saludar a una persona desconocida. Además, ante su negativa, es regañado y quizás, por miedo, acepta saludar. Desde su punto de vista, el mensaje que le transmitimos es que su cuerpo, aunque es suyo, no le pertenece y que no siempre puede hacer lo que quiera con él, ya que una persona mayor o por un tema cultural, deberá hacer cosas que no le apetecen.
  • Tu amiga que, por un lado, ve como insistes en que sea saludada y por el otro, ve como una personita no quiere saludarla. Para ella, la situación tampoco es fácil. Quizás toma la iniciativa de saludarle y darle dos besos (invadiendo así su espacio privado y anulando su autonomía corporal) o se detiene y le da el espacio que necesita (respetando su decisión). 

Nos suena esta situación, ¿verdad? La amiga en cuestión puede ser un familiar cercano o lejano, una conocida del barrio, de la escuela… o nosotros mismos. Las muestras de cariño nunca deben forzarse y antes de regañar, está bien saber por qué no quiere mostrar cariño hacia la otra persona.

¿Cómo le explico la autonomía corporal a mi peque?

Hay diferentes maneras para explicar a nuestros niños y niñas el derecho a su autonomía corporal, más adelante os facilitaremos algunos cuentos con la intención de facilitar abordar el tema, pero de pronto, es importante trabajar el cuerpo.

El cuerpo de nuestros peques cambia de manera abismal mientras se va desarrollando: primero es un cuerpo de bebé que irá descubriéndose poquito a poco, y luego será un cuerpo de un niño o niña por el que mostrará interés. Es relevante, también, hablar sobre la diversidad de cuerpos, normalizarlos y despejar sus dudas respecto a las partes del cuerpo, así como nombrarlas por su nombre y no por apodos, especialmente las partes íntimas. La finalidad de trabajar la corporalidad es que nuestro peque entienda que solo él o ella debe decidir sobre su propio cuerpo y sus actos. 

Por otro lado, debemos trabajar tanto los límites como el consentimiento y fomentar que sean ellos mismos quienes los pongan y los den. Para ello debemos introducirles qué son estos dos conceptos. 

Podemos definir un límite como “una línea imaginaria que separa lo que te hace sentir cómodo y lo que no”. Además, estos son cambiantes y podemos tener límites diferentes según cada persona. Vamos a poner un ejemplo: nos hace sentir cómodos que nuestro papá nos dé una golosina, pero nos incomoda que un extraño nos la ofrezca. 

Asimismo, podemos explicar a nuestro peque el consentimiento como “aquello que aceptamos de manera libre”. Para saber si lo hacemos libremente o por coacción, podemos fijarnos en nuestro instinto. Normalmente, cuando nos da miedo algo o no estamos 100% seguros de la decisión, la barriga nos duele o tartamudeamos. Fredric Neuman (Lehr, 2018), psiquiatra, explica que “los sentimientos son instrucciones para comportarse de cierta manera”, por lo que es importante atender a nuestros sentimientos ante el hecho de consentir. Además, no todo el mundo consiente las mismas cosas, por ejemplo: te puede gustar que te hagan cosquillas, pero a tu amigo no le gustan que se las hagas, y esta negativa hay que respetarla. 

¿Cómo fomentar la autonomía corporal a nuestros y nuestras peques?

Ahora que sabemos qué es la autonomía corporal y hemos hablado de límites y consentimiento, vamos a ponerlo en práctica. 

Una de las primeras cosas que debemos hacer es hacerles partícipes de las decisiones sobre su propio cuerpo. Es fundamental que puedan elegir qué les apetece, qué quieren vestir, con quién compartir, etc. Por lo general, somos su figura de confianza y protección, por lo que una relación sana con ellos y su cuerpo puede asegurarles que, si alguna vez les pasa algo malo, nosotros estaremos ahí para escucharles y ayudarles. Si no les hacemos partícipes de sus decisiones ni respetamos su autonomía corporal, el mensaje que recibirán es que su cuerpo no es del todo suyo y que deben amoldarse a las necesidades de otras personas, aun estando a disgusto. 

Asimismo, se aconseja observar el comportamiento de nuestros peques. Ante una situación incómoda o desconocida, el cuerpo de nuestros niños y niñas nos transmite mensajes a través de las emociones y los sentimientos. Quizás esa persona que para nosotros es de total confianza, nuestro peque no la lee de esa manera; por eso, vamos a cambiar un regaño innecesario por una muestra de interés: “Cariño, ¿te sientes mal con esta persona?”; “¿Puede ser que necesites tiempo para volver a conectar con ella?”

Por otro lado, explicarles y hablarles qué está sucediendo o qué va a suceder. Es crucial comunicarnos con ellos y ellas, aunque aún no tengan la capacidad de entendernos. Es muy posible que nuestro peque se tranquilice sabiendo qué sucederá, quién vendrá o dónde irá. Por ejemplo, cuando es un bebé, es óptimo poder ir explicando cómo le estamos cambiando; cuando es un poquito más mayor y acudimos a la consulta de la doctora, es importante explicarles que le harán un chequeo para saber si está bien de salud; o cuando recibimos la visita de alguien que hace tiempo que no ve o que no conoce, podemos explicarles detalles sobre esa persona, momentos que hayan compartido, etc.

Además, es muy positivo ofrecer alternativas. Una vez hemos explicado a nuestros peques qué pasará y qué expectativas tenemos de su comportamiento, observamos su reacción. Algunas veces es posible ofrecer alternativas para conseguir que se sientan cómodos y seguros. Por ejemplo, vendrá nuestra amiga a casa y la puedes recibir con un “hola” y ofreciéndole alguna cosa para tomar, así se sentirá acogida en casa; o le podemos hacer un dibujo a la abuela, que hace tiempo que no la vemos. 

CUENTOS PARA TRABAJAR LA AUTONOMÍA CORPORAL

Los cuentos son recursos maravillosos para poder trabajar muchos temas con nuestros niños y niñas. A continuación os recomendamos tres:

El consentimiento (¡para niños y niñas!). Cómo poner límites, pedir respeto y estar a cargo de ti mismo

Este cuento escrito por Rachel Brian llama la atención por la sencillez a la hora de transmitir el mensaje y la armonía con las ilustraciones, que facilitan la comprensión de dichos mensajes.

Entre sus páginas, veremos la imagen de un rey o una reina simbolizando al niño o niña, que gobierna sobre su propio cuerpo. Además, mediante ejemplos que les pueden resultar muy familiares, podremos aprender sobre límites, consentimiento, respeto y responsabilidad. Es un libro genial para abordarlo con peques de entre 7 y 9 años, aproximadamente. 

¡Mi cuerpo es mío!

El cuento se escribe desde ProFamilia, una asociación alemana para la educación y la prevención sexual, además de la planificación familiar. Está ilustrado por Dagmar Geisler y es un cuento sencillo y colorido para poder abordar la autonomía corporal con peques de entre 5 y 8 años. En él encontramos una introducción para la persona adulta que lo lee, que le pautará cómo trabajar el cuento con los peques. Clara es la protagonista y tiene algo muy valioso: su propio cuerpo. A partir de ahí, se verá la evolución de este y a las distintas situaciones que se encontrará a medida que va creciendo. Pone ejemplos de momentos en lo que a Clara le apetece el contacto físico, en los que lo rechaza, en los que argumenta sus decisiones, etc.

¿Tienes un secreto?

Es un cuento escrito por Jennifer Moore-Mallinos, en el que habla de los diferentes secretos que un niño o una niña puede guardar al estar involucrado. A través de sus ilustraciones y de un texto muy comprensible, lleno de ejemplos, nuestros peques podrán ir descubriendo que hay dos tipos de secretos: los buenos y los malos; con estos segundos, nuestros peques podrán ver qué sensaciones les produce y cómo pueden pedir ayuda. Además, al final del cuento hay una guía para las familias en la cual la autora explica la importancia de la persona de confianza y la protección a la infancia. Es un cuento que facilita el diálogo entre peques y mayores. 

Acabamos con una frase de la psicóloga Alice Miller: “Si desde el principio los niños se han acostumbrado a que se respete su mundo, más adelante no tendrán ningún problema para identificar la falta de respeto […] y se rebelarán ante ella por sí mismos”

Autora: Laia Ruiz. Educadora Social. 

FUENTES

Brian, R. (2020). El consentimiento (¡para niños y niñas!). Cómo poner límites, pedir respeto y estar a cargo de ti mismo. Editorial Océano. 

Lehr, J (2018). ¡Dale un beso a la abuela! Y otras cosas que decimos a nuestros hijos y que tendríamos que decir de otra manera. Ediciones mensajero.

Moore-Mallinos, J. (2004). Tens un secret? Gemser Publications.

ProFamilia (2015). ¡Mi cuerpo es mío!. Editorial Juventud.