El poder de la coeducación

La sociedad cambia y las nuevas generaciones están abriendo nuevos paradigmas y rompiendo con muchos estereotipos. En las familias y en las aulas estos cambios también resuenan, pero… ¿Podemos educar en el siglo XXI y acorde a este sin coeducación? Vamos a descubrir qué es y cuáles son sus beneficios. 

COEDUCACIÓN: LA META DEL FUTURO 

¿Qué es la coeducación? 

La coeducación es una metodología educativa intencionada con el objetivo de desarrollar todas las capacidades de las personas, sin importar su sexo. Aun así, tiene en cuenta el desarrollo de capacidades en relación con el género social, puesto que se propone eliminar los estereotipos de género. Es decir, parte de la realidad de ambos sexos y fomenta un desarrollo personal y una construcción social común, en colaboración y no en oposición. 

Así pues, la coeducación fomenta la cooperación entre los dos sexos, favorece el respeto a la individualidad personal y sexual y potencia unas mejores relaciones, basadas en la comprensión, la tolerancia, el respeto, la confianza y la aceptación mutua. Para conseguirlo, la coeducación revisa las pautas sexistas de la sociedad y el mundo educativo. 

Como hemos dicho muchas veces, la educación tiene un papel fundamental para el cambio social, así que si la educación reproduce y fomenta los estereotipos (de manera intencionada o no), la sociedad se verá enormemente afectada. 

Por otro lado, es importante aclarar que la coeducación no es sinónimo de educación mixta. La educación mixta se refiere a la convivencia en el aula de alumnos y alumnas, recibiendo la misma enseñanza, con los mismos métodos, exigencias y evaluaciones. La coeducación, en cambio, va un paso más allá: es enseñar a respetar aquello diferente a lo nuestro y a nuestra persona, y a valorar y disfrutar la riqueza de la diversidad. 

Por tanto, la coeducación no busca la creación de una nueva área o asignatura, sino que busca la aplicación de manera transversal, puesto que pone en revisión el qué, el cómo y el por qué enseñamos. Analizando indicadores de todos los ámbitos que favorecen la desigualdad y buscar o crear las herramientas convenientes para educar para la convivencia, el compromiso, el respeto, la creatividad y la justicia. 

Un poquito de historia de la coeducación en España 

Puede parecer que la coeducación es una cuestión actual, pero nada más lejos de la realidad. Desde hace mucho tiempo que se aborda el tema, aunque ahora hay que reconocer que existen canales que la hacen más accesible al mundo.

Pero para hablar de coeducación en el sistema educativo español, hay que remontar al siglo XVIII, ya que las bases de nuestro sistema educativo nacen ahí. Por ese entonces, la educación era segregada y la creencia de qué hombres y mujeres eran creados por Dios y su función era la de desarrollar diferentes roles sociales, por lo tanto, la educación debía ser distinta. Se reservó la cultura doméstica para las niñas, por lo que fue el eje de formación escolar hasta el año 1970. 

A principios de los años 80 del siglo XIX, la Institución Libre de Enseñanza fue pionera en proponer la coeducación como metodología educativa. El ámbito más conservador de la sociedad se refería a la coeducación como el hecho de cooperación entre educadores y educadoras, pero el ámbito más progresista (con autoras como Rosa Sensat, por ejemplo) entendía la coeducación como la educación conjunta de niños y niñas. 

Durante el periodo de la Primera República (1931-1933) se volvió a la escuela mixta, pero la coeducación no acabó de afianzarse. Con el Franquismo volvió la escuela segregada y los principios formativos del siglo XVIII que desvalorizaban a las mujeres y a las niñas tanto en el ámbito académico, como en el social. Pero no fue hasta el año 1970 con la Ley General de Educación que la escuela mixta se restituiría y se apostaría por la igualdad de oportunidades en la escuela. Aun así, la escuela mixta se limitó a agrupar a niños y niñas en las aulas, adaptando la mayor parte del currículum a un modelo masculino. Por eso, desde la escuela coeducativa se plantean la presencia real de las mujeres y el mundo que las envuelve no solo en las aulas, sino en toda la organización y gestión del sistema académico, teniendo en cuenta las diferencias para educar en la igualdad. 

¿CÓMO EDUCAR EN COEDUCACIÓN? 

Coeducar en los centros educativos 

Lucini (1998) define a la escuela coeducativa como aquella en la que se corrigen y se eliminan tanto las desigualdades como los mecanismos discriminatorios por razón de sexo, y el alumnado puede desarrollar su personalidad de manera libre, sin ningún tipo de condicionante o limitación por su sexo. 

Para llegar a este punto, debemos revisar algunos aspectos del centro. Subirats y Tomé (2010) plantean en su libro que analicemos ciertos espacios, ya que aunque se da por supuesto que niños y niñas pueden hacer el mismo uso de los mismos espacios, en la práctica nunca pasa. Por ejemplo, proponen que se graben algunas clases en un tiempo establecido y observemos indicadores del lenguaje corporal de niños y niñas, del uso del material escolar, de la división y uso del espacio personal, el espacio sonoro, etc. En el resultado de la grabación veremos comportamientos diferentes: normalmente los niños gritan, mientras que las niñas susurran; los niños ocupan espacios que no son “suyos”, mientras que las niñas se limitan al propio e, incluso, los ceden; la gesticulación y el lenguaje verbal también es distinto.

Las autoras también ofrecen revisar los espacios de juego como el patio: el campo de fútbol, que suele ser el lugar más grande, atractivo y que está totalmente pautado (porterías, líneas de juego, etc.) está ocupado por niños; mientras que las escaleras, barandillas o espacios sin un uso tan determinado, lo ocupan las niñas. 

El uso desigual es a causa de aquello que hemos aprendido de manera inconsciente y del currículum oculto, que es aquel que engloba los aspectos que no son explícitos en el currículum real ni formal (lenguaje sexista, texto y conocimientos androcéntricos, actitudes del profesorado, etc.). 

Así que una vez analizados ciertos factores, hay que proponer un cambio para conseguir una escuela coeducativa. Estos pueden ser algunos indicadores que pueden ayudarnos: – Revisar la manera y el lenguaje con el que nos dirigimos al alumnado. – Visibilizar a mujeres importantes de la historia, la ciencia, las artes, etc. – Desmontar los estereotipos que aparecen en el contenido que ofrecemos en las escuelas y en el que consumen nuestros niños y niñas. 

– Reorganizar los espacios y materiales, fomentando las relaciones y juegos de cooperación y no de competición. 

– Poner en valor los cuidados. Enseñar a cuidar y a dar significado al cariño, la empatía, la preocupación y la ayuda tanto individual como colectiva. 

– Tener en cuenta que desaprender y reconstruir es complicado y que de un día a otro no podremos ver cambios. 

Coeducar en casa 

La relación entre la familia y la escuela es muy importante en todas las edades y etapas educativas. Por ello, no hay que dejar que se trabajen estas cuestiones solo en los centros, sino que nuestra casa debe transformarse en un ejemplo para nuestros y nuestras peques; ya que como sabemos, la familia es el principal agente de socialización en la primera infancia. 

La coeducación en casa se debe basar en la eliminación de los roles de género que hemos integrado en nuestra rutina. Te damos algunos consejos para tener en cuenta: – Revisa los espacios y los roles de cada persona. ¿Dónde está normalmente cada miembro de la familia?, ¿Cómo nos desarrollamos en el espacio de la otra persona?, ¿Papá o mamá hacen las mismas tareas?, ¿Qué tareas delegamos a nuestro hijo y a nuestra hija?, ¿Quién ha tomado esa decisión? 

No generalizar en masculino. Hagamos que nuestros niños y niñas se puedan identificar cuando les llamemos o hablemos sobre ellos y ellas. Podemos decir, por ejemplo, “mi hijo y mis hijas”, llamarles por su nombre “Mía, Teo y Álex”, o buscar algún nombre afectuoso con el que te dirijas. 

Pensemos si los elogios o las frases que les decimos tienen un trasfondo sexista. “¡Qué machote eres!”, “Eres guapa como una princesa”, “Los niños no lloran”, “Tienes que usar vestido como las niñas”.

Analicemos el contenido multimedia que ven. ¿Es adecuado para su edad?, ¿son violentos?, ¿fomentan los estereotipos de género? 

Ofrece espacios seguros dónde puedan expresarse sin miedo a ser juzgados o juzgadas. Ser su figura de confianza hará que su apego sea más seguro y pueda fomentar una autoestima y autoconcepto positivos. 

Buscar la colaboración de tu entorno. Además de la escuela, ¿qué figuras de referencia tiene tu peque?, ¿con quién pasa mucho tiempo?, quizás su abuela o su abuelo, alguna tía, alguien del vecindario… Habla con estas personas para que colaboren con vuestra forma de educar. 

Para acabar y reflexionar, os compartimos una frase de Sarah Josepha Hale (1788-1879), la primera mujer estadounidense en ser editora de una significativa revista femenina: “El mejor experimento de nuestra época será proporcionar a las niñas los beneficios de una educación y aprendizaje en igualdad.” 

Autora: Laia Ruiz. Educadora Social. 

FUENTES 

Feminario de Alicante (1987). Elementos para la educación no sexista. Víctor Orenga, Editores. Instituto de la Mujer. Diccionario online de Coeducación. Educando en Igualdad. Lucini, Fernando (1998). Temas transversales y Educación en valores, Anaya, Madrid. 

Peraza, C. y Carreras, A. (2011). Coeducar des de l’àmbit local. Una aproximació al concepte de ciutats coeducadores. Diputació de Barcelona. 

Subirats, M. y Tomé, A. (2010). Balones fuera. Reconstruir los espacios desde la coeducación. Ediciones Octaedro, Barcelona.