En la primera infancia, tanto dentro como fuera del aula, se emplean los cuentos como un recurso con multitud de finalidades como entretener, pero también, enseñar a los niños e inculcarles valores y despertar su imaginación, atención e interés. Los expertos están convencidos de que la atracción que ejercen los cuentos en nuestros niños, no solo es el escucharlo, sino que lo vivencian, lo representan, lo ponen en práctica y lo recuerdan durante toda la vida.
Hay autores que explican diferentes teorías sobre el origen de los cuentos, como es el caso de la teoría del origen mítico, que menciona que los cuentos son el origen de un mito degradado a una simple narración con un sentido mágico-religioso. La teoría indoeuropea establece que fueron los pueblos indoeuropeos quienes al poseer la misma lengua también poseían los mismos cuentos. Los cuentos que llegaron de la India a Occidente, a través de la forma oral, por medio de comerciantes y soldados que, debido a su expansión, llevaron a los cuentos también a expandirse a otros pueblos de Europa. En concreto, en el caso de España, se data en el siglo XII en la obra Disciplina Clericalis, del judío converso de Huesca, Pedro Alfonso, como escritor oriental cuyo fin era didáctico, destinado a instruir a los clérigos. Resulta interesante como la teoría psicología estudia las relaciones existentes entre el cuento y los sueños y explica también que los cuentos sirven para que los niños descarguen sus miedos.
Al fin y al cabo, sea cual sea su origen, es necesario mencionar que han pasado de una generación a otra gracias a la narración oral y a la escritura donde, además, debido a su difusión de unos países a otros, podemos saber, conocer y disfrutar de mundos diferentes, lejanos llenos misterio y magia donde cabe la existencia de seres irreales, hombres y mujeres míticos con costumbres y usos de lugares lejanos.
Desarrollo de competencias y habilidades
No existe cuento malo del que no se obtenga algo bueno, ya que, a través de la magia del cuento estamos conectando con las características y capacidades psicoevolutivas de nuestros pequeños aprendices. Así pues, ¡qué mejor manera de desarrollar sus competencias! El cuento encaja a la perfección con la sintonía del juego simbólico característico de estas edades preescolares. Lo pueden representar haciendo una imitación diferida del mismo, pueden discutir y preguntar sobre los aspectos variados de la narración facilitando la comunicación, desarrollan su capacidad de abstracción, entienden valores como la maldad, la avaricia, la generosidad, la bondad o la empatía y lo más importante es que consiguen vivenciar sus sentimientos ante el relato manifestando sus emociones ante los personajes. Además, utilizan el recurso de la metáfora para sentar las bases de su moralidad.
Existe consenso entre los investigadores con respecto a la importancia de la lectura del cuento para el desarrollo del lenguaje y el aprendizaje de la lectura y la escritura. Las investigaciones han analizado la incidencia de la lectura frecuente de cuentos en la producción de discurso narrativo en los preescolares. Los resultados muestran que la lectura diaria incrementa las habilidades narrativas, los niños pueden producir historias de ficción en las que recuperan y organizan la información en episodios bien estructurados como en las formas narrativas más complejas.
Existen cuentos de todo tipo y son herramientas de aprendizaje globalizado, por lo que cada docente, o cada adulto como mediador, puede facilitar el aprendizaje. El interés por analizar este hecho reside en que los relatos no son sólo un medio para comunicar nuestra experiencia, sino que, fundamentalmente, reflejan la forma en que comprendemos el mundo, nuestra vida y a nosotros mismos. Además, los relatos de rutinas, de experiencias personales y de historias, manifiestan las habilidades de comprensión de los niños y la organización de las representaciones mentales que han formado sobre los eventos de los que participan.
La lectura frecuente de cuentos reviste especial relevancia. Se trata de una situación que proporciona el contexto apropiado para un rico intercambio en el que se va más allá del texto, se amplía el léxico y el mundo conceptual y se promueve el desarrollo de estrategias de comprensión de textos escritos y de producción de discurso narrativo. Asimismo, esta situación promueve el desarrollo cognitivo a través del uso del lenguaje para funciones cognitivas más complejas, aprendiendo procesos que se encuentran completamente relacionados entre sí como son el razonamiento, resolución de problemas, comunicación, conexiones y representaciones.
El papel del docente para la narración de cuentos infantiles debe se el de un compañero que propicie la comunicación, hable con sencillez, utilice razonamientos elementales que estén al alcance de los niños, propiciando el diálogo y que conduzca a la construcción de sus propios significados y conceptos. Ayudará si se hace con voz entusiasta por parte del narrador, su cercanía, la mirada sobre cada niño en particular, hará sentir a los pequeños un clima de afectividad muy saludable y enriquecedor. El cuento es capaz de tranquilizar al niño nervioso, triste o rebelde.
En palabras de Jostein Gaarder, escritor noruego, el cuento es una forma de comprensión característica de los seres humanos y, como tal, prevalece sobre toda diferencia cultural. Por tanto, la narración de un cuento se convierte en un valioso puente para lograr la comunicación entre los niños y el narrador, un fenómeno que se asume fácilmente en el cuento leído. Cuando ofrecemos a los niños experiencias variadas que les posibiliten relacionarse en distintas situaciones con ambientes ricos y cómodos estamos favoreciendo el ejercicio de habilidades.
Como dice la canción de Celtas Cortos, Cuéntame un cuento y verás que contento.
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