Familias de acogida, familias de corazón

Existen tantos tipos de familias, como familias hay en el mundo… y hoy vamos a conocer un poquito más, aquellas familias que son de corazón, aquellas en las que el vínculo sanguíneo no es tan evidente. ¡Vamos a conocer las familias de acogida!

La familia

Cómo sabemos, la familia es una institución que ha cambiado -y sigue cambiando- a lo largo de la sociedad, adaptándose a las circunstancias de su contexto histórico, político, social y económico. 

Según la Declaración Universal sobre los Derechos Humanos (ONU, 1948), en el artículo 16.3 hace la siguiente definición: “La familia es un elemento natural y fundamental de la sociedad, y tiene el derecho a la protección de la sociedad y del Estado.”. Por otra parte, Aroca (2010) la define como un “ámbito interactivo, multi influenciado y bidireccional” y aunque admite que las variables culturales, sociales e históricas tienen importancia en la dinámica de estas, las relaciones de sus integrantes también son fundamentales. 

Por lo tanto, las relaciones entre todas las personas que conforman un núcleo familiar, sea del tipo que sea, deben estar basadas en el respeto, el cariño, la comprensión y la protección. Especialmente las relaciones paterno-filiales, puesto que en este caso, los menores de edad tienen una situación de mayor vulnerabilidad respecto a las personas adultas. 

Cuándo, por el motivo que sea, las personas adultas de la familia no pueden satisfacer las necesidades básicas del peque (afectividad, estabilidad, protección, alimentación, higiene, etc.), algunas veces se procede al acogimiento.

ACOGIMIENTO FAMILIAR

¿Qué es?

La acogida familiar se produce cuándo una familia decide, de manera voluntaria, atender a un niño o niña mientras sus papás o mamás no pueden hacerlo. Así, ayudan a resolver el problema de muchos peques, cuándo tienen que ser separados de sus familias por un periodo de tiempo y se descarta la derivación a una institución de protección por algunos motivos (Amorós y Palacios, 2004). 

La familia acogedora integrará al niño o niña en su hogar, su familia y sus vidas, ofreciéndoles la cobertura de las necesidades básicas para su desarrollo y teniendo especial en cuenta la historia y situación en la que se encuentra el menor. 

Para Frigola y Solé (2019), la acogida es la opción más natural y normalizada para un niño desamparado. Siempre, en la medida de lo posible, se intentará que viva el mínimo de cambios necesarios en su entorno para intentar mantener algunos vínculos a los que el o la menor pueden aferrarse (escuela, amistades, familia extensa, etc.). 

Tipos de acogida

La Ley actual recoge tres modalidades distintas de acogimiento en función de su finalidad: simple, permanente y preadoptivo. Aun así, con el paso del tiempo, la investigación y profesionalización en el tema, se han categorizado otros tipos de modalidades de acogimiento, en función de la vinculación del menor con la nueva familia (familia extensa o familia ajena), y la categorización de la acogida desde un punto de vista más profesional (urgencia-diagnóstico o especializada).

Acogimiento familiar según su finalidad:

  • Simple. La mayor característica de este tipo de acogida es que existe una fecha de finalización (que se puede modificar según la evolución del caso). Por lo tanto, es una acogida de carácter transitorio que finalizará cuando, a corto plazo, él o la menor vuelva con su familia, puesto que han podido resolver la situación de desamparo; o bien se han establecido otras medidas de protección a la infancia más estables y adecuadas a la situación del o la menor. 
  • Permanente. Cuándo hablamos de acogida permanente, esta es de carácter (casi) indefinido. Se da en casos en que el retorno del o la menor a la familia no es óptimo o viable a corto o largo plazo. 
  • Preadoptivo. Como bien indica su nombre, se realiza la acogida previa a una situación de adopción. Puede ser que la familia decida adoptar al o la menor, pero que primero se deba asegurar el éxito de esta medida, o que se acoja al infante mientras se resuelve el procedimiento legal que envuelve la adopción. 

Acogimiento familiar según la vinculación:

  • Familia extensa. En la mayor medida posible, se intenta que el o la peque sea acogida por su familia extensa (abuelos, abuelas, tíos, tías, etc.), de esta manera la criatura sigue en un entorno familiar y de confianza y ayuda -en la mayoría de casos- a fortalecer los vínculos familiares. Según Villaescusa y Aceituno (2014) esta sería la respuesta natural de una familia ante los problemas que pueden afectar a sus miembros.
  • Familia ajena. Se trata de la acogida en una familia que no comparte vínculos sanguíneos con el o la peque, pero que quizás sí que pueda conocer, ya que existe alguna vinculación (amistad, vecindad, etc.). Aun así, no siempre hay esta relación y la familia es totalmente ajena al niño o la niña y se presta a acogerle y garantizar su desarrollo en un entorno estable y afectuoso el tiempo acordado. Esto no implica que los lazos con la familia biológica se rompan, puesto que siempre y cuándo se garantice que es lo mejor para el o la peque se programarán contactos y visitas.

Acogimiento familiar desde un punto de vista más profesional:

La acogida no es sencilla, y muchas veces esta se dificulta aún más cuando el o la menor presenta algún tipo de cuidado más intensivo o profesional (enfermedad, trastorno, etc.) o cuando se debe actuar en casos de urgencia.

  • Acogida de urgencia-diagnóstico. Especialmente pensada para que los menores de 6 o 7 años no tengan que pasar por una institución acogedora, pero su seguridad corre peligro si permanece en el domicilio familiar (ya sea por violencia, por defunción o enfermedad de progenitores, etc.). En este caso, la familia de acogida de urgencia cuida del niño o la niña hasta que se pueda estudiar su caso y se tome una decisión más estable (retorno a la familia, separación temporal o permanente, etc.). 
  • Acogida especializada. Acogida reservada para menores que presentan necesidades especiales (físicas, mentales y/o conductuales) y encontrar una familia acogedora es una tarea difícil. Se espera que este tipo de familia actúen como para-profesionales de la educación y, por lo tanto, son personas profesionales (psicólogas, educadoras sociales, pedagogas, etc.) o reciben formación, tienen cualificación o experiencia según el compromiso de acogida. Este tipo de acogida suele ser de largo plazo, por lo que hablaríamos de acogidas permanentes. Por otro lado, algunas familias extensas pueden ser especializadas si la persona que tendrá cuidado del o la peque presenta los requisitos adecuados. 

Y para acabar…

El proceso de acogida, en la gran mayoría de casos, es dificultoso tanto para el o la peque, la familia biológica y la familia acogedora, por ello instituciones y profesionales intentan que sea lo menos traumático posible, especialmente para el menor, que es quien presenta más vulnerabilidad.

De una u otra manera, a lo largo de la historia siempre ha habido acogimientos familiares, especialmente en familias extensas, personas que se han hecho cargo de familiares porque sus progenitores en ese momento no tenía la oportunidad o la habilidad para ejercer una parentalidad positiva y beneficiosa para el niño o la niña. Desde hace unos años, el sistema de protección a la infancia y adolescencia ha regularizado estas acogidas a favor del beneficio del o la menor.

Asimismo, dar visibilidad a diferentes tipos de familias ayuda a romper los tabús y prejuicios sociales que se tiene respecto a lo diferente y desconocido, y facilita la inclusión de menores y familias que no son las tradicionales y típicas. 

Autora: Laia Ruiz. Educadora Social. 

FUENTES

Amorós, P. y Palacios, J. (2004). Acogimiento familiar. Madrid: Alianza Editorial. 

Aroca, C. (2010). La violencia filio-parental: una aproximación a sus claves. Tesis Doctoral. Universidad de Valencia.

Asamblea General de las Naciones Unidas (1948). Declaración Universal de Derechos Humanos.

https://www.ohchr.org/en/udhr/documents/udhr_translations/spn.pdf

Frigola y Solé (2019). El trabajo social y educativo en los procesos de acogimiento familiar. En Solé, J. (Coord.), Familias de acogida. Respuestas al desamparo. (pp. 115–158). Ned Ediciones.

Villaescusa, L. y A. Aceituno (2014). Protección a la infancia en recursos familiares: acogimiento y adopción. En Cánovas, P. y Sahuquillo, P.Mª (Coord.), Familias y Menores. Retos y propuestas pedagógicas. (pp. 368–468). Tirant Humanidades.