El nacimiento de un nuevo miembro en la familia, es una revolución familiar. Una vez que nace un hijo, ya nada será igual: estrenamos el sentimiento de que existe alguien a quien amamos más que a nada ni nadie y que depende absolutamente de nosotros. Cambian los roles familiares y nos sentimos repletos de emociones fuertes y complejas: satisfacción y sensación de haber fundado una familia, de que alguien nos va a continuar mejorando nuestra mejor versión; así como miedos, preocupaciones, inseguridad, puesto que debemos atenderlo, cuidarlo, alimentarlo y empezar a tratar de entenderlo.
Esperar y recibir a un nuevo miembro en la familia, sobre todo, cuando hablamos del primero, es un acontecimiento precioso, pero ¿cómo lo vivencian nuestros otros hijos? En el artículo de hoy, hablamos sobre este evento familiar.
La familia y su ciclo vital
Como explicábamos en post anteriores, en la familia se encuentra protección e intimidad, pero para que ésta provea a un individuo de esas vivencias, debe ser flexible y tener habilidades para afrontar los cambios y situaciones que vayan surgiendo, permitiendo la libre expresión de sentimientos de todos sus miembros. Estas características no son innatas y se deben ir logrando.
En este sentido, de igual modo a como ocurre en la propia naturaleza con cualquier organismo vivo, la familia transita por lo que se denomina su ciclo vital. Las plantas y animales demandan cuidados específicos en cada momento de su desarrollo. En la familia, igualmente, se va exigiendo que sus integrantes, vayan adquiriendo comportamientos diferentes en función de las necesidades y tareas que tienen como grupo, a partir del evento que estén viviendo por primera vez.
Para los más pequeños, la llegada de un nuevo hermanito o hermanita a la familia, es, cuanto menos, un evento estresante. Se ve alterada la dinámica familiar, esa que el niño creía inamovible y parece que hay cosas más importantes que él mismo en el mundo de mamá y papá, así como los adultos que lo rodean. Por ello, tratará de llamar la atención, a través de diferentes cambios de conducta como celos, algún tipo de regresión o cambios de comportamiento. Si los padres no saben cómo orientar estas conductas pueden causar algún malestar o deterioro en las relaciones familiares, si esto sucede por un tiempo prolongado.
Consejos cuando llega un nuevo miembro a la familia
Para los padres no habrá forma correcta o incorrecta de cómo comunicar a su hijo o hija sobre la noticia. Lo que las investigaciones nos relatan es que cuanto más tiempo le demos para asimilarlo, el niño o la niña podrá sobrellevar de mejor manera dichos cambios y no se verá afecta su estabilidad emocional. Algunos consejos son:
- Se debe permitir y alentar su participación junto a los padres en la preparación para la llegada del nuevo integrante. Todos podemos colaborar en algo. Por pequeño que sea el aporte, los hará sentirse necesarios y valiosos. También, evitar en la medida de lo posible que los hermanos tengan otras fuentes de estrés añadidas.
- Anticiparles cómo serán esos días durante los cuales mamá estará fuera de casa por el nacimiento (el papá es fundamental en tales momentos y se puede enriquecer increíblemente el vínculo con el hijo o la hija compartiendo esta situación familiar).
- Cuando esté entre nosotros, debemos ayudar a ponerle significado al todavía poco expresivo recién nacido, por ejemplo: «¿has notado como le gusta que le cantes?», «Está contenta porque tú le has puesto el chupete». De esta manera, ayudamos a que el hermanito o la hermanita empiece a aprender y entender las señales del bebé y a relacionarse con él.
- Trata de no caer en el error de repetir frases hechas como, por ejemplo: «Ya eres grande, debes hacerlo solo». Haberse convertido en el hermano o en la hermana mayor no lo transforma en un ser autosuficiente y capaz de entender todo. Por el contrario, necesita atención y comprensión más que nunca. No le hagamos creer que ser el mayor lo deja
- Mostrar suficiente apoyo y creatividad como para organizarnos de modo que podamos disponer de tiempo exclusivo también para Dedicar un rato a compartir actividades que ellos disfruten y que sean adecuadas a su edad, servirá para que entiendan que no nos han perdido y que ser «grande» tiene su parte positiva e incluso privilegios.
- Hacerles saber que estamos ahí, con paciencia, seguimos poniéndoles los límites y les enseñamos a expresar adecuadamente sus emociones. Es importante tener en cuenta la vida emocional del niño y niña, ya que, juega un rol esencial, puesto que determina su salud física, su capacidad para solucionar problemas concretos y establecer relaciones positivas con las personas que lo
En conclusión, se debe incluir a los más pequeños en la llegada de un nuevo ser a la familia, teniendo en cuenta la importancia de sus sentimientos para desarrollar una buena estabilidad emocional. Si los padres orientan bien, sus sentimientos podrán ir superando cualquier situación que se presente a lo largo de toda su vida, ya que se han creado vínculos afectivos familiares y seguridad en su hijo e hija.
Para nosotros, tener hijos nos enfrenta a experiencias nuevas en infinitos sentidos. Una de las más importantes es la de ser capaces de aceptar la realidad, renunciando a algunos sueños que, aun siendo muy importantes, eran sueños. Como decía Calderón de la Barca, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
Autora: Belén Aglio, Psicóloga.
Bibliografía
-Ruíz Rodríguez G. La familia. Concepto. Funciones. Estructura. Ciclo de vida familiar. Rev Cubana Med Gen Integr 1990;6(1):58-73
– Shuguli Manguia, c. y. (2013). Estabilidad emocional. Guía de orientación sobre la preparación del niño/a para la llegada de un nuevo hermano dirigida a padres de familia (Bachelor’s thesis).
-Trenchi, N., & UNICEF. (2011). ¿Mucho, poquito o nada?