El dinero es uno de los temas tabús entre mayores y también entre peques. Pensamos que la cosa no tiene que ir con ellos ni con ellas, que ya aprenderán cuando crezcan… Pero más lejos de la realidad, recibir educación financiera de peques podrá ayudarles a crecer con una relación sana respecto al dinero.
Educación financiera
¿Qué es?
Al hablar de educación financiera no solo hablamos de dinero, sino de un conjunto de habilidades y conocimientos que permiten que una persona pueda tomar decisiones efectivas sobre sus recursos económicos. Por lo tanto, podríamos decir que es una manera de gestionar todo aquello que poseemos.
¿Cómo recibimos educación financiera?
Laura Mascaró (2018) es una de las grandes ponentes sobre educación financiera infantil en nuestro país. Ella refiere que desde bien peques, todo el mundo recibe educación financiera, ya sea de una manera directa o indirecta. Mascaró refiere que hay 4 maneras de recibir educación financiera: por transmisión oral, mediante modelaje, con la experiencia directa y, cómo no, por formación. Veamos un poco más de cada manera.
Transmisión oral
Los niños y niñas todo el día reciben mensajes sobre el dinero, especialmente cuando nos piden que les compremos algo y no queremos hacerlo. A veces solemos usar un “no tengo dinero, cariño”, pero este mensaje pueden recibirlo de una manera alarmante, ya que puede pensar que parte de su estabilidad está en riesgo. Podemos cambiar este tipo de frases por decirles la verdad adaptada a sus edades, explicarles cómo y en qué gastamos el dinero, qué se compra y que no, etc.
Modelaje
Como en todo, las personas adultas somos ejemplo para los niños y niñas, así que más allá de ver que tenemos una buena relación y gestión con las finanzas, deben ver la manera en la que compramos. Últimamente, se ha acentuado el uso de las tarjetas o aplicaciones móviles para pagar. Este acto nos ofrece muchas ventajas, pero también algunas desventajas. Nuestros peques no asimilan el coste de las cosas porque les resulta complicado entender la cantidad de dinero que puede ofrecer una tarjeta; en cambio, si ven el dinero de manera tangible, es mucho más fácil de comprender. También es positivo poder involucrarles en las compras y que se fijen en la cantidad de dinero que deben dar, en el cambio que deben recibir, etc.
Experiencia directa
Los niños y niñas suelen tener dinero propio: aquello que ganan haciendo alguna cosita, algún regalo por parte de familiares, algo que se pueden encontrar, etc. Está bien poder sentarnos con ellos y ellas para que piensen cómo ganan su propio dinero y cómo lo pueden gestionar. Aquí es importante que acompañemos y que no dirijamos según lo que creamos más conveniente o no. Es positivo que puedan aprender sobre la marcha, con ensayo y error, y que puedan sacar sus propias conclusiones. Hay peques con espíritu emprendedor, otros y otras con espíritu ahorrador y hay niños y niñas que, simplemente, quieren gastar aquello que tienen en aquello que les apetece. ¡Dejemos que experimenten!
Formación
No hay una edad que determine cuándo deben recibir formación en finanzas. Tenemos que observar en qué momento muestran interés para poder ofrecerles eso que necesitan (recordemos que siempre adaptado a su comprensión). Como acompañantes de la infancia, muchas veces reconocemos que no tenemos idea sobre educación financiera y que nos da pavor poder ofrecérsela por si lo hacemos mal. Hoy en día contamos con una infinidad de recursos por internet, gratuitos y de pago, además de muchos libros, talleres y charlas sobre el tema.
¿Cómo gestionar su dinero?
Como hemos dicho con anterioridad, muchos peques tienen dinero propio. Suelen adquirirlo de algún regalo de familiares o amistades cercanas, de alguna “tarea” o simplemente porque se lo encuentran en algún lugar. Normalmente, son pequeñas cantidades que pueden ir gestionando ellos y ellas mismas, para que así se vayan familiarizando con el intercambio de dinero, con el hecho de revisar ofertas, comprar, ahorrar… ver si realmente les merece la pena gastar ese dinero o guardarlo para un futuro.
Personas expertas en educación financiera aconsejan dejar hacer a nuestros niños y niñas. Que puedan gestionar su “patrimonio” de manera autónoma para que aprendan. Tenemos que tener en cuenta que son cantidades pequeñas y que normalmente tienen todas las necesidades cubiertas, por lo que su integridad no corre peligro. Como personas adultas podemos presentarles opciones, decirles cómo gestionamos nuestro patrimonio, de qué manera conseguimos el dinero y en qué lo gastamos, si conocemos maneras de ahorrar, podemos enseñarles a detectar ofertas y fraudes… Pero dejemos que experimenten y que aprendan, estando siempre a su lado para acompañarles (que no dirigirles) en sus decisiones.
La paga
“¿Cómo?”, “¿Cuánto?”, “¿Desde cuándo?”, “¿Con qué frecuencia?”, “¿A cambio de qué?”. Estas son algunas de las preguntas que nos formulamos a la hora de dar la paga, pero no hay una respuesta mágica que sirva para todas las familias, porque cada familia tiene una realidad distinta.
Es cierto que existen muchas teorías sobre la cantidad de dinero, según la edad, el curso que estén haciendo en la escuela, según sus responsabilidades o las tareas que hagan. Pero vamos a dar algunos consejos que hay que tener en cuenta antes de dar la paga:
Madurez. Más allá de la edad biológica, tenemos que observar si nuestro hijo o nuestra hija tiene madurez para entender qué es la paga o la gestión del dinero. Si la tiene, podremos trabajar de manera más fácil; si no la tiene, quizás es una buena oportunidad para empezar a trabajar el mundo de la educación financiera con ellos y ellas.
Cantidad. Las familias no pueden arruinarse ni ir justas por querer dar la paga. Seamos realistas con la cantidad según nuestra realidad. Hablemos con nuestros peques y con sinceridad digamos qué les podemos ofrecer y cada cuánto.
¿Qué asumimos y qué dejamos que asuman? La paga es una responsabilidad y papá y mamá dejarán de pagar algunas cosas extras para que el peque o la peque. Tenemos que dejarle muy claro que son aquellas cosas que vamos a seguir cubriendo (necesidades básicas, extraescolares, ropa, material, etc.) y qué es aquello que se tendrán que encargar ahora (regalos de cumpleaños, dulces, ocio…).
No relacionar la paga con sus obligaciones. No puede ser el dinero una motivación para aprender hábitos de higiene (lavarse los dientes, ducharse a diario, etc.), de convivencia (recoger la mesa, hacer tareas acordes a su edad y capacidades…) o de los estudios (ir a la escuela, hacer los deberes, estudiar y aprobar las asignaturas, etc.). Si lo fuese, en el momento en que el niño o la niña consiga dinero por otras vías, esos hábitos dejarían de existir.
No adelantar la paga. Si nuestros peques se gastan la paga en el minuto 1 de recibirla, deberán aprender a gestionarse para que eso no les vuelva a ocurrir. Si hacemos excepciones y adelantamos pagas según sus gastos y deseos, el aprendizaje de la autorregulación se complicará.
Respetar en qué se gasta la paga. Igual que nuestros jefes y jefas no se meten en cómo ni en qué gastamos el dinero, como papás y mamás que hemos confiado dar la paga, tenemos que respetar sus decisiones, aunque no sean de nuestro agrado.
Retirar la paga. No es conveniente hacerlo, pero siempre dependerá de las necesidades y la realidad de cada familia y cada peque. Uno de los objetivos de la paga es que aprendan a gestionar su “patrimonio”, y no para controlar su comportamiento.
Autora: Laia Ruiz. Educadora Social.
FUENTES
Mascaró, L. (2018). Los niños y el dinero. Conferencia en el Instituto Juan de Mariana.
Mascaró, L. (2019). ¿Dónde crece el dinero?Economía para niños y niñas, inversión y ahorros en familia. Montena.
Verdú, F. (2020). Mi primer libro de educación financiera: Cómo ahorrar y hacer que mi dinero crezca. Independently published.
Yagi, Y. (2022) ¿Qué es el dinero?: Lecciones de economía para niños curiosos. Kitsune Kids.