En el periodo de la primera infancia (de 0 a 6 años) se construyen las bases de la personalidad de los niños y niñas, por ello es tan importante tener las necesidades cubiertas. Las relaciones con las personas adultas serán relevantes para garantizar el correcto asentamiento de estas bases y les será más fácil adquirir conocimientos en el futuro. En el artículo de hoy vamos a hablar de las necesidades infantiles.
¿Necesidades o deseos?
Poco a poco, la infancia está tomando la importancia que tiene a nivel social y cada vez más hay mucha más preocupación por el bienestar de los niños y niñas. Aun así, ligado a este bienestar, también hay un largo recorrido de objetos y metodologías que muchas veces, con la intención de facilitarnos la crianza y la vorágine del día a día, nos aleja de la esencia y del contacto con nuestros pequeños y pequeñas.
Antes de hablar de las necesidades básicas, vamos a hablar de los deseos; ya que es frecuente que estos dos términos se confundan. La diferencia básica entre necesidad y deseo es la supervivencia: las necesidades se precisan para garantizar la supervivencia, deben ser innegociables e incondicionales; mientras que los deseos no son imprescindibles para nuestra subsistencia, aunque muchas veces nos lo parezca.
En la sociedad en la que vivimos existe una gran cantidad de estrategias que sobreestimulan a la infancia para hacerles creer, tanto a peques como a las personas adultas, que necesitan más de lo que tienen; y muchas veces, se intenta hacer que esos deseos se conviertan en necesidades, y en el caso de no conseguir satisfacer esos deseos puede llevar a frustraciones muy difíciles de gestionar. Nuestro pequeño o pequeña no necesita el último juguete, ni grandes cantidades de ropa, ni tampoco una cantidad exagerada de actividades y estímulos que más que beneficiarlo en su desarrollo, ayudan a colapsarlo. Nuestros pequeños y pequeñas necesitan una buena educación, una buena asistencia médica, una correcta satisfacción de necesidades fisiológicas y, cómo no, un vínculo sano y seguro con las personas de su alrededor, especialmente con aquellas que hacen el papel de sus referentes.
¿Qué tipo de necesidades hay?
Hay diversas categorizaciones de necesidades según la autora o el autor que lo estudie, aun así, podemos concretarlas de la manera siguiente:
- Necesidades fisiológicas
Se consideran las necesidades primarias, que han de ser satisfechas para que pueda madurar de manera óptima. Dentro de estas necesidades nos referimos a la alimentación, la higiene, el sueño, la protección, la asistencia médica y a una temperatura adecuada al momento. Cuando la criatura necesita cubrir alguna de estas necesidades se lo hace saber a su alrededor, primero en forma de llanto hasta que es capaz de poder identificarlo y expresarse con palabras.
Cuando nace un o una bebé, nuestra relación con él o ella empieza a base de cuidados, satisfaciendo estas necesidades y reequilibrándolas de nuevo para su bienestar y desarrollo. De hecho, hay teorías que señalan que los bebés, de manera innata, establecen vínculos de apego con las personas que les alimentan, que normalmente es la madre o la persona que está a su cuidado.
- Necesidades afectivas
Las personas somos las criaturas más dependientes de nuestros progenitores; y las necesidades afectivas, al principio de nuestra vida, deben ser satisfechas por la figura adulta que está a nuestro cargo. Ser conscientes de estas necesidades y cubrirlas es, entonces, obligación de la persona adulta. A medida que la persona va creciendo y deja la infancia, continuará necesitando esta afectividad por parte de otras personas, pero tendrá herramientas para demostrarlo y poder satisfacer las propias y, en parte, las ajenas. Recordemos que los seres humanos somos seres muy sociables y que nos necesitamos mutuamente para subsistir. Las herramientas para gestionar las emociones y el afecto que tendrá el niño o la niña en su adultez, están estrechamente ligadas a cómo se han generado estos vínculos de afectividad y protección a lo largo de su infancia. Guerrero (2018) nos habla de tres tipos de necesidades afectivas:
- Formar parte de relaciones afectivas estables. Cuando el niño o la niña pueda crear una vinculación positiva con una persona adulta referente (familia, persona cuidadora, etc.) empezará a crear un sentimiento de familiaridad y pertenencia, que le permitirá cierta seguridad para ayudarle en su desarrollo y autonomía.
- Aceptación condicional. Es muy importante que el niño o la niña sienta que es aceptado o aceptada tal y como es. Por este motivo, hay que tener mucho cuidado con las etiquetas que se le pueden otorgar a nuestros peques, especialmente aquellas que sean peyorativas y puedan incidir de manera negativa en su personalidad y autoestima.
- Ser visto por las figuras significativas. El autor refiere que ser vistos y aceptados por sus figuras referentes desde bien peques, ayudará a nuestros niños y niñas a reforzar su autonomía y autoconcepto y a sentirse especiales. Señala, además, que cuando crezcan no tendrán la necesidad de ser especiales para todo el mundo y podrán tener una mejor percepción de sí mismos.
Además de estos tres tipos, podemos añadir un cuarto:
- Necesidad de ser respetados y respetadas. Aunque cada vez más hay una perspectiva desde diferentes ámbitos de la sociedad que defienden los derechos de la infancia, en multitud de ocasiones se vulneran sus derechos porque existe la falacia que las criaturas son impermeables. Esta falsa creencia se apoya, especialmente, en la corta edad de los niños y niñas.
- Necesidades cognitivas
Los niños y niñas tienen mucha capacidad de aprender y comprender su alrededor. Como personas referentes es importante estimular estas capacidades y animarles a explorar aquello que necesiten, alimentando su curiosidad. López Sánchez (2004) pone en énfasis cuatro necesidades cognitivas de la infancia que deben ser cubiertas:
- Necesidad de estimulación. Esta debe ser rica, variada y, sobre todo, adaptada a sus capacidades para conseguir una motivación y no una frustración al no llegar a comprender ciertas cosas.
- Necesidad de exploración. Tanto de objetos, espacios, relaciones… El niño y la niña debe sentirse con libertad y seguridad para poder explorar y descubrir aquello de su alrededor.
- Necesidad de educación. Hace referencia, especialmente, a una buena oferta educativa. El niño o la niña, en el centro educativo, adquirirá nuevos aprendizajes y tendrá la oportunidad de socializar con otras personas, tanto adultas (docentes) como sus iguales, pudiendo hacer otro tipo de vínculo que también será muy significativo para su desarrollo.
- Necesidad de interpretar la realidad. Niños y niñas deben comprender qué significa su alrededor; las personas adultas debemos apoyarles para que tomen conciencia de su entorno de una manera optimista y positiva, explicándoles con sinceridad aquello que pasa en el mundo que habita y que le concierne.
- Necesidades sociales
Como hemos dicho anteriormente, las personas somos seres sociables y necesitamos entablar relaciones con otras personas para poder desarrollarnos y subsistir. Los niños y niñas, al nacer, pocas personas necesitan más allá de las que cubren sus necesidades (normalmente sus progenitores). El núcleo familiar será todo el entramado que los niños y niñas pequeñas necesiten para empezar a desarrollar y a satisfacer sus necesidades sociales. A medida que los niños y niñas crecen, estas necesidades se amplían y requieren un círculo mayor dónde poder establecer otro tipo de vínculos de relación y pertenencia con personas ajenas a su familia nuclear con las que podrá compartir proyectos, aficiones y diversión; algunas de estas personas las podrá encontrar en los centros educativos, en los parques infantiles o en la familia más extensa. Gracias a estas nuevas relaciones, el niño y la niña podrá conseguir nuevas figuras de apego más allá de las primarias.
La satisfacción de las necesidades básicas
Durante la primera infancia, los niños y niñas necesitan de una figura adulta para que sus necesidades básicas estén cubiertas. De hecho, la Carta de los Derechos de la Infancia va muy relacionada con estas, puesto que se argumenta, que ya que los niños y niñas no tienen la capacidad de satisfacer estas necesidades de manera autónoma, es la persona adulta de referencia la que tiene que encargarse de estas.
Si las necesidades básicas no se satisfacen o se satisfacen de una manera no adecuada, creando carencias, lo más seguro es que repercuta en la salud mental y relacional de nuestros pequeños y pequeñas. Además, no solo se verá afectada su etapa infantil, sino que a medida que crezca verá que le faltan herramientas para desarrollar su madurez en cada etapa evolutiva de su vida. Así pues, satisfacer las necesidades básicas durante la primera infancia garantizará al niño o la niña un futuro más seguro, puesto que gracias a ello construirán las bases de sus habilidades intelectuales, emocionales y sociales. Pero, hay que tener en cuenta, que el autocuidado de las personas referentes también es muy importante, ya que si no estamos bien y no nos sentimos satisfechas con nosotras mismas, nuestro pequeño o pequeña verá que no estamos bien.
Autora: Laia Ruiz. Educadora Social.
FUENTES
Guerrero, R. (2018). Educación emocional y apego. Pautas prácticas para gestionar las emociones en casa y en el aula. Libros Cúpula.
López Sánchez, F. (2004). Necesidades infantiles: buen-trato y buen-cuidado. Servicios Sociales. Nº 11.
Ochaita Alderete, E. y Espinosa Bayal, Mª Á. (2012). Los Derechos de la Infancia desde la perspectiva de las necesidades. Educatio Siglo XXI, Vol. 30 nº2.