Las vacaciones de verano ya están aquí, y como papás, mamás y acompañantes de la infancia nos surgen muchas preguntas sobre ellas, especialmente en la gestión y desarrollo de estos meses. En el artículo de hoy vamos a hablar de la rutina durante el periodo estival.
Un verano por delante…
Con el fin de las clases, las extraescolares, los horarios y la rutina escolar, llega el verano y las vacaciones, un momento muy esperado por los y las peques que les permite disfrutar del tiempo libre, de estar en casa, de descansar, de jugar con algunas personas que no ven a menudo y de buscar nuevas aventuras. Por otro lado, los días se alargan, el calor provoca que su descanso y energía se descompense y la falta de rutinas puede originar verdaderos quebraderos de cabeza en casa.
Aunque es importante flexibilizar horarios, permitir el descanso y el disfrute del tiempo libre de nuestros niños y niñas, también lo es ofrecerles un ambiente seguro y estructurado que siga promoviendo su desarrollo, su bienestar y todo aquello que trabajamos a lo largo de todo el año. Por lo tanto, es necesario encontrar el equilibrio entre tiempo libre y rutina.
Buscando el equilibrio
Encontrar dicho equilibrio puede ser difícil, pero podemos hacer partícipes a nuestros y nuestras peques para que se involucren y muestren más compromiso con él; además, esto proporcionará su autonomía y responsabilidad. Para ello, tendremos que tener en cuenta su edad, sus capacidades y la realidad de nuestra familia. Hay que tener presente que lo que le sirve a una familia puede no servirle a otra, y lo que le sirve a un peque, puede no servirle a otro peque, aunque sean de la misma familia, por lo que hay que adaptar las estrategias a cada caso. ¡Te proponemos algunas!:
- Planea un poco antes de las vacaciones una reunión familiar. En ella habla con claridad sobre lo que es el verano (especialmente para que los y las peques de educación infantil puedan ir situándose) y cómo os lo planteáis como familia (¿Trabajaréis?, ¿Estarán al cuidado de otras personas?, ¿Estaréis todo el verano a su lado?, ¿Iréis a algún lugar?, etc.). Pregunta cómo han ido estas últimas semanas de curso, qué les gustaría hacer en época estival, etc.
- Planifica de manera conjunta. Una vez hayamos transmitido lo que esperamos y escuchado lo que esperan, podemos planificar de manera conjunta la rutina de verano. Una rutina realista, que pueda cumplirse y que no les frustre.
- Plasma la rutina. Esto les ayudará a visualizar y a organizarse mejor. Dependiendo la edad, podemos hacerlo con pictogramas o con palabras. Crear este documento con ellos y ellas es lo mejor para que lo sientan suyo y se motiven a cumplirlo.
- Evalúa. Cada cierto tiempo, cada semana, quizás, es recomendable sentarnos con nuestro peque y ver qué tal está yendo la planificación, si se siente a gusto, qué percepción tenemos como personas adultas que le acompañamos, etc. De esta manera, además de sentirse escuchados, podemos hacer cambios para que todo pueda ir a mejor.
La importancia de las rutinas, también, en verano
Son muchos los beneficios que encontramos a la hora de establecer rutinas para nuestros niños y niñas en verano. Como sabemos, las rutinas proporcionan una sensación de seguridad y de estabilidad a todo el mundo, incluido los niños y niñas. Durante las vacaciones toda su estructura se mueve y se modifica, y no saber qué pasará les puede crear frustración y ansiedad. Por otro lado, garantiza que mantengamos hábitos saludables: en la rutina diaria de escuela, los tiempos se establecen proyectando estos hábitos (alimentación, actividad física, descanso, diversión, etc.), pero cuando llega el verano y no hay horarios, el establecimiento de hábitos puede llegar a ser un caos, por lo que las rutinas nos ayudan a mantenerlos y a contribuir en su bienestar físico, mental y emocional.
Por otro lado, tal y como hemos comentado en el apartado anterior, involucrar a nuestros niños y niñas en la realización de la rutina les aporta autogestión y responsabilidad. Esto les ayudará en su día a día y en su futuro, puesto que podrán ir gestionando el tiempo de cada tarea según sus necesidades y los requerimientos que necesiten.
Además, mantener una rutina en verano, facilitará también la vuelta al cole. Nuestros pequeños y pequeñas no empezarán de cero en septiembre, sino que tendrán unas bases integradas, ya que habrán estructurado los meses de verano de tal forma que, pequeñas modificaciones, no les supondrá ningún reto no asumible.
¡Todo un verano para disfrutar!
El verano es un periodo para disfrutar, desconectar y también seguir aprendiendo. Es un momento crucial para trabajar en aquellas metas personales (mejorar en la lectura, en alguna habilidad nueva, en practicar un deporte, en focalizar en algún tema de interés específico, etc.) que quizás, con la rutina escolar, son más difíciles de conseguir, pero que con la rutina estival pueden llegar a realizarse. Así pues, la rutina y el verano no son conceptos antagónicos. Flexibilizar los hábitos marcados durante el año les permite descansar, relajarse y explorar otras situaciones marcadas por la espontaneidad. Por ello, es esencial encontrar un equilibrio entre esta flexibilidad y el establecimiento de una rutina, que siga promoviendo su aprendizaje en verano, su bienestar y su desarrollo.
Autora: Laia Ruiz. Educadora Social.
FUENTES
Álvarez Romero, M. (2018). Didáctica de la educación infantil. IC Editorial.
Abelleira Bardanca, A. (2014). La observación del tiempo. Cómo enriquecer una rutina diaria bajo el enfoque de las competencias básicas. RELAdEI. Revista Latinoamericana de Educación Infantil, 3(2), pp. 221-240.
Larzabal, L. (2013). El espacio y el tiempo en Educación Infantil. Revista Arista Digital, 35, pp. 15-21.